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CIUDAD DE VASCOS

Ciudad hispanomusulmana ocupada durante los siglos IX y XII d. C, y declarada monumento histórico-artístico en 1932. Está ubicada en la parte occidental de la actual provincia de Toledo, en el término municipal de Navalmoralejo; donde se encuentra en la actualidad el “Centro de Interpretación” con vídeos, paneles explicativos y exposición de piezas obtenidas en los trabajos de excavación.

 

Conocido por los habitantes de las poblaciones cercanas, había sido utilizado desde finales de la Edad Media y durante la Edad Moderna como lugar de pastoreo y de realización de actividades agrícolas. De esta forma, los restos musulmanes sufrieron determinadas alteraciones que dificultaban su identificación. En este contexto comenzaron en 1975 las excavaciones arqueológicas, financiadas desde los años ochenta por la Consejería de Educación y Ciencia, y dirigidas por el Catedrático de la Universidad de Castilla- La Mancha Ricardo Izquierdo Benito.

El nombre de la ciudad en época musulmana ha sido muy discutido. Hoy parece claro que fue Nafza (ocupada por la tribu del mismo nombre), perteneciente a Basak, uno de los tres distritos territoriales de Talabira (Talavera de la Reina). Al abandonarse, fue el nombre del territorio el que se mantuvo en la tradición, identificándose finalmente con la ciudad y derivando en el término actual “Vascos”. La ciudad estaba ubicada en una zona apartada, de difícil acceso y rodeada por el río Huso. Fue fundada en torno a finales del siglo IX d. C, con el objetivo de control del territorio.

En aquel contexto histórico de Guerras Civiles dentro de Al-Andalus, conocido como la “Primera Fitna”, muchas zonas rurales como esta (ocupadas por beréberes) se fortificaron. En Vascos, parece que lo que primero se construyó fue un pequeño fortín militar dependiendo del poder omeya de estirpe árabe que residía en Córdoba, la capital del Emirato. Reciben nombres como husun o hisn dependiendo de su importancia. Posteriormente se convirtió en Alcazaba cuando el asentamiento se amplió, construyéndose toda la ciudad, acto que implica un nuevo estatuto político y jurídico, con necesidad de que gente nómada de la zona o emigrantes, se instalasen allí y adoptasen la forma de vida urbana. Posiblemente esto ocurrió en Vascos durante los gobiernos del primer califa1 de Al-Andalus, Abd al-Rahmán III o su hijo Al-Hakam II (entre los años 930 y 960 d. C). Durante el periodo siguiente de las Taifas, durante el siglo XI, Vascos perteneció al reino de Toledo, en la frontera con su enemigo reino de Badajoz. Y con ese clima de enfrentamientos, que se incrementó con la presión cristina por el Norte, su papel militar se incrementó.

 

Finalmente, el centro pasó al poder castellano-leonés en las mismas fechas (1085 d. C) en que el Rey toledano Al-Quadir pactaba con Alfonso VI la capitulación y entrega de todos sus territorios. En consecuencia, la población musulmana debió evacuar la zona con todas las pertenencias que pudieron transportar.

 

La Ciudad de Vascos se divide en distintas zonas, partiendo de sus dos partes principales. La de la ciudad propiamente dicha, que estaba dentro de las murallas, la Madina (“ciudad” en árabe), en cuyo interior se encontraba la principal construcción, la Alcazaba, llamada después por los cristianos“Alcázar”. Y la ciudad que se extendía fuera de las murallas: aunque todavía casi sin excavar, y siempre mal conocida por sus restos más modestos y peor conservados. La Madina de Vascos ocupaba en total unas 8 Ha. Estaba delimitada por una muralla construida en piedra y tapial, adaptada a la irregular orografía del terreno, y coronada por torreones cuadrangulares. Tenía una orientación Norte-Sur, flanqueada por cuatro puertas (dos conservadas, la Sur y la Oeste) y cuatro pequeños “portillos” o pequeñas aberturas en el lienzo de muralla para funciones de evacuación de basuras y agua de lluvia, y no demasiado visibles al exterior. Por su variada forma constructiva, parece claro que la muralla se realizó en poco tiempo, por cuadrillas distintas que trabajaban a la vez. Dentro de esta Madina se encontraba la Alcazaba, el centro del poder político-militar, en la zona más alta del lugar, en el extremo noroeste de la ciudad, junto al río Huso. Fue remodelada y ampliada varias veces (todavía se distinguen los recintos diferenciados en su interior); especialmente durante los últimos decenios de ocupación islámica, cuando fueron construidos muchos pequeños recintos para el alojamiento de tropas militares. También en esos momentos finales fue cuando se construyó dentro de la Alcazaba la Mezquita “mayor”.

Con la conquista cristiana, la Alcazaba siguió ocupada como torre de vigilancia por una pequeña tropa castellana, que además utilizó el lugar de la Mezquita como iglesia y lugar de enterramientos. El resto de la ciudad ya estaba desierta, y el abandono definitivo y total debió producirse antes de terminado el siglo XII. Sin embargo, la Alcazaba desde sus inicios tuvo características de fortificación dentro de la propia ciudad: tenía una muralla defendida por torreones, barbacana (antemuralla de seguridad) y entrada con doble puerta a través de un estrecho pasillo en pendiente ascendente. Unas impresionantes medidas de seguridad frente a la propia población. Además, es la única zona del yacimiento que se piensa que estuvo habitada en época romana y visigoda por alguna especie de lugar de culto (Santuario/ Ermita), e incluso antes, ya que han aparecido restos de un pequeño poblado de la Edad del Bronce bajo las construcciones islámicas.

Fuera de la Alcazaba y dentro de la Madina, estaban las diferentes viviendas, de diferente calidad: las más lujosas habrían dispuesto de más de siete u ocho habitaciones con suelo de pizarra, en torno a un patio central (la mayoría eran mucho más modestas). Los materiales encontrados en las excavaciones prueban la presencia de corrales de animales pequeños dentro de las casas, y la probable existencia de “barrios” especializados: tiendas en unas zonas, manufacturas (incluido metal) en otras. También existió otra Mezquita, “menor” que la anterior, pero construida al principio de la existencia de la ciudad; situada en un barrio cercano al Cerro de la Alcazaba. Como toda ciudad musulmana, el trazado de las calles (cuyo suelo es la misma roca del lugar, a veces trabajada) era irregular, aquí todavía más por los desniveles del terreno. Aún así, había una calle principal empedrada que seguramente iba desde la Alcazaba en dirección a la Puerta Sur.

Al no haberse destruido la ciudad, ni haberse abandonado de forma brusca, la mayoría de objetos de valor fueron transportados por sus propietarios. Aún así se ha documentado mucho material cerámico, diferente según la función de cocinar, almacenar, transportar, o conservar, además de objetos con funciones lúdicas (de piedra o ladrillo), como las famosas fi chas de juego, o los alquerques (las tres en raya). También objetos metálicos, como clavos y candados, adornos (en hierro); y pulseras, alfi leres, y objetos cosméticos (bronce). Incluidos utensilios agrícolas, como piezas de telar, tijeras, hoces, agujas, punteros,... y algunas pequeñas monedas (de bronce), con su leyenda en árabe. Pero sobre todo, restos de material de construcción, como ladrillo o tejas (encima de los restos de las casas derrumbadas).

 

Fuera de las murallas se extendían los Arrabales, en los que, como en cualquier ciudad hispanomusulmana, se localizaban ciertas actividades económicas y comerciales (el Zoco). También en esta zona se situaban los Cementerios. Vascos tuvo dos: el más importante pero muy mal conservado al Sur de la ciudad, y otro al Oeste. Los enterramientos eran simples fosas de medio metro de profundidad, y ni siquiera todas estaban señaladas al exterior con cipos de piedras. Por supuesto, los cadáveres se colocaban siguiendo el ritual islámico: de costado sobre su hombre derecho, los brazos a lo largo del cuerpo, las piernas dobladas, y mirando al Sur o Sureste. En

Vascos, en los Arrabales de la zona Noroeste, junto a una de las Puertas de salida de la ciudad, se sabe que estaban las tenerías, para curtir pieles y cueros; y no muy lejos la zona de lagares.

La cercanía del conocido como “Arroyo de la Mora” (que desemboca en el vecino río Huso), y que rodeaba la ciudad por el Norte, localizó aquí todas las actividades relacionadas con la necesidad de agua. Para ello se construyeron pequeñas presas con las que formar albercas: algunas han sido localizadas. Aquí estuvieron también los Baños Públicos. Este lugar (Hamman) además de social e higiénico, era religioso, relacionado con la purificación imprescindible que un musulmán debía tener para realizar los rezos en la Mezquita. Las excavaciones han terminado por descubrir unas estructuras que combinan piedra, adobe, y lajas de pizarra de la zona; y en las que se localizan las distintas zonas de vestuario, baño frío, templado y caliente.

 

Nota: Texto extraído del artículo “Ciudad de Vascos”, de la revista sociocultural de la Comarca de la Jara “Cuadernos de la Jara”. Autor: Raúl Paniagua Díaz. Revista número 0, pp.10, año 2007.


DOLMEN DE LA ALDEHUELA

Se encontró en la finca conocida como La Aldehuela y se trata de un dolmen erigido hace mas de cuatro mil quinientos años por los hombres del Calcolítico, es decir, la Edad de Bronce, y se representa lo que parece ser una cámara funeraria circular con un triple anillo.

Actualmente se encuentra algo modificada su estructura por las labores agrícolas, pero aun así se puede observar que este dolmen esta formado por una serie de doce ortostatos o bloques de piedra con una altura de hasta 1.80 metros, de los cuáles una parte permanece clavaba en el suelo.

Estos bloques de piedra son grandes lanchones de granito que se disponen en círculo formando una cámara. A esta cámara se accede por un corredor formado por dos filas de seis ortostatos de menor altura entre los que se puede distinguir uno de pizarra que tiene grabada una cazoleta y otro ortostato caído entre la cámara.

El corredor presenta también grabadas varias cazoletas y unas figuras antropoformas muy esquemáticas que simulan figuras humanas. Estas cazoletas son huecos semiesféricos de los que se desconoce el significado, aunque se ha especulado con su carácter simbólico su posible utilidad en determinados rituales, o que fueran simplemente mapas astronómicos.

Todo el conjunto megalítico esta rodeado y cubierto por un túmulo formado por la acumulación de tierras y pequeñas piedras.

En el Dolmen se han encontrado cuchillos de silex, agujas, cerámica tosca,... así como algunas inscripciones grabadas en algunas de sus piedras. Parece que su construcción data de unos 3.000 años antes de Jesucristo.

Medidas: Corredor de 7,70 metros de largo y 1,80 m. de ancho. Los círculos concéntricos miden 7 metros, el exterior 6 m. y el medio 4,50 metros.

 

DOLMEN DE AZUTÁN

Descubierto y excavado en las inmediaciones del pueblo de Azután, este magnífico ejemplar de la arquitectura megalítica de la zona. Posee la asombrosa antigüedad de 4.500 años antes de Cristo.

El Dolmen de Azután fue la primera de las evidencias megalíticas localizadas en el interior de la Meseta Sur.

El dolmen ha sido objeto de excavaciones sistemáticas y estudios desde principios de 1980 hasta el año 2001, y aún conserva testigos arqueológicos intactos, así como restos de un hábitat infrayacente. Presenta una estructura de cámara y corredor con ortostatos de grandes dimensiones y cubierta adintelada, en el cual fueron efectuadas inhumaciones y osarios colectivos desde el Neolítico Medio al Final (V milenio a.C.) y durante el Calcolítico (en su fase campaniforme marítima, durante el IV milenio a.C.), mientras que el hábitat infratumular presenta una caracterización cronológica inmersa en el VI milenio.

Los ajuares y restos arqueológicos documentados y encontrados en las inmediaciones del dolmen, se basan en abundantes evidencias de cerámica, industria ósea, industria lítica tallada y pulimentada, así como alguna cuenta de collar. A todo ello debemos sumar la evidente decoración total del espacio funerario mediante grabados e incisiones finas de bandas onduladas y zig-zag, así como grabados anchos de temática geométrica y antropomórfica, e incluso bajorrelieve y pinturas en los ortostatos de la cámara y figuras exentas de carácter escultórico (menhir) en el espacio de la cámara.

Importante arqueológicamente resulta además de su carácter innato monumental, también la conexión con los cursos de agua situándose próximo al río Tajo y en las inmediaciones a los arroyos de Linares y la Anguilucha, unido a afloramientos hídricos subterráneos en el mismo área arqueológica.

 


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